MONTAÑA DE LIBROS DE MONTAÑA DE TODAS LAS MONTAÑAS PARA GENTE DE MONTAÑA
¡Come Caballos!...Cómo quedó grabada en mi mente esa palabra la primera vez que la escuché.
Noticias aisladas de esta gesta se me fueron presentando y revelando. Otras las pude ir descubriendo, al conocer este paso y su entorno en la Cordillera de Los Andes. Pero simple incompletas, casi pidiéndome ser ampliadas y mejor comprendidas.
Todo nació durante una expedición al Ojos de Salado en 1991, donde pude observar en el límite del Paso San Francisco entre Argentina y Chile, un monolito que indicaba el tránsito por ese sitio en 1536 de la expedición de Diego de Almagro.
En años posteriores pude ir ampliando mis conocimientos al realizar escalamientos en cumbres como Bonete Chico, Gemelos, Veladero, Come Caballos, entre otras, de ese sector de Argentina. Lo que iba averiguando me permitía hacer consideraciones y alguna que otra observación. Inclusive al analizar viejos escritos, hasta la de dudar sobre el lugar en que ese monumento se había emplazado.
Almagro perdió parte de su caballería y acompañantes durante una tempestad de viento y nieve en plena montaña. Otras expediciones que le seguían, por hacerlo en invierno y por otra tormenta, tuvieron, para poder llevar alimento a sus bocas que disputar la carne, los cerebros y lenguas de los congelados caballos que encontraban en su camino. Esos padecimientos dieron nombre de Come Caballos al paso que utilizaron en su cruce de la cordillera.
Posteriores tránsitos durante la colonia y la proeza del cruce por este paso de la columna libertadora de Francisco Zelada y Nicolás Dávila en 1817, siguieron marcando hitos en la historia y geografía de este inhóspito, bello y especial lugar de Los Andes.
Soportar algunas tormentas en plena cordillera durante mis expediciones y el tener que quedarme algunos días sin poder salir de mi carpa, aunque con moderno equipo y suficientes recursos, me permitieron medir y admirar los esfuerzos de las gestas realizadas en el pasado.
¡Come Caballos!...Cómo quedó grabada en mi mente esa palabra la primera vez que la escuché.
Noticias aisladas de esta gesta se me fueron presentando y revelando. Otras las pude ir descubriendo, al conocer este paso y su entorno en la Cordillera de Los Andes. Pero simple incompletas, casi pidiéndome ser ampliadas y mejor comprendidas.
Todo nació durante una expedición al Ojos de Salado en 1991, donde pude observar en el límite del Paso San Francisco entre Argentina y Chile, un monolito que indicaba el tránsito por ese sitio en 1536 de la expedición de Diego de Almagro.
En años posteriores pude ir ampliando mis conocimientos al realizar escalamientos en cumbres como Bonete Chico, Gemelos, Veladero, Come Caballos, entre otras, de ese sector de Argentina. Lo que iba averiguando me permitía hacer consideraciones y alguna que otra observación. Inclusive al analizar viejos escritos, hasta la de dudar sobre el lugar en que ese monumento se había emplazado.
Almagro perdió parte de su caballería y acompañantes durante una tempestad de viento y nieve en plena montaña. Otras expediciones que le seguían, por hacerlo en invierno y por otra tormenta, tuvieron, para poder llevar alimento a sus bocas que disputar la carne, los cerebros y lenguas de los congelados caballos que encontraban en su camino. Esos padecimientos dieron nombre de Come Caballos al paso que utilizaron en su cruce de la cordillera.
Posteriores tránsitos durante la colonia y la proeza del cruce por este paso de la columna libertadora de Francisco Zelada y Nicolás Dávila en 1817, siguieron marcando hitos en la historia y geografía de este inhóspito, bello y especial lugar de Los Andes.
Soportar algunas tormentas en plena cordillera durante mis expediciones y el tener que quedarme algunos días sin poder salir de mi carpa, aunque con moderno equipo y suficientes recursos, me permitieron medir y admirar los esfuerzos de las gestas realizadas en el pasado.