DESNIVEL 24 abril 2018 -
BALANCE DEL DÍA DEL LIBRO
¿Cuál es tu libro de montaña favorito?
¿Qué historias de papel son imprescindibles en la vida de los alpinistas, escaladores, exploradores, esquiadores y corredores por montaña? Kilian Jornet, Jesús Calleja, Sebas Álvaro, Nuria Picas, Luis Alberto Hernando, Juanito Oiarzabal, Jordi Corominas, Carlos Suárez… nos lo contaron ayer. Este es el resultado.
Autor: Desnivel
Librería Desnivel.
Ayer celebramos el Día del Libro preguntando por ese título imprescindible en la biblioteca de los alpinistas, escaladores, esquiadores, corredores por montaña… No es fácil, pues la oferta es amplia. Seguro que hay manuales fabulosos que han ayudado a más de uno; novelas excelentes que les han robado horas de sueño y crónicas emocionantes que ha hecho soñar con futuros proyectos a quienes las han leído. Pero sí, nuestra pregunta necesitaba una sola respuesta por persona… aunque hemos hecho alguna excepción. Con la lista que os ofrecemos, tenéis ideas hasta el año que viene.
Kilian Jornet: Creo que me quedaría con Bájame una estrella, de Miriam García Pascual, por dejar el ego en la montaña y no llevarlo al papel. Uno de los libros que más me gustó en su momento fue Besa o mata, de Mark Twight, por directo y novedoso, y ahora mismo las biografías que está escribiendo Bernadette McDonald me están enganchando mucho.
Jesús Calleja: El leopardo de las nieves, que fue el que despertó mi curiosidad para empezar a viajar a Nepal.
Ramón Portilla: Uno solo es imposible. Cuando era más joven me encantaba Entre cero y ocho mil metros, de Kurt Diemberger, porque no solo es un libro de montañas.
Sebas Álvaro: Yo diría que, sin ser específico de montaña, elegiría El peor viaje del mundo, de Apsley Cherry Garrard. Y lo elijo porque es uno de los mejores retratos de lo que supone la dureza y el ánimo que impulsaba a los exploradores de comienzos del siglo XX a conquistar los últimos extremos del planeta. Luego, ya clásicos de la montaña, elegiría Entre cero y ocho mil metros y Cita con la cumbre.
Luis Alberto Hernando: Morir por la cima.
Núria Picas: Tocando el vacío. Me ha marcado mucho por la historia épica de supervivencia que vivieron los protagonistas.
Hermanos Pou: Bájame una estrella, de Miriam Garcia Pascual, y Cita con la cumbre, de Juanjo Sansebastian, nos gustaron mucho.
Fátima Gil: «Es difícil elegir un solo libro de montaña»
Juanito Oiarzabal: El supremo desafío, de Bonington. Un libro ejemplar y ameno de literatura de montaña.
Carlos Suárez: Imposible decir uno favorito… Los conquistadores de lo inútil, Eiger, de Arthur Roth, y Guerreros de la roca. Los conquistadores de lo inútil me encantó porque es un alpinista contando su experiencia con los pies en la tierra.
Juan Vallejo: Annapurna primer ochomil. Lo leí mientras escalábamos las montaña en el año 2000. Me pareció fascinante la dimensión de las expediciones de aquellos años, auténticas aventuras en las que la palabra compromiso y exposición adquirían su verdadero valor.
Berta Martín: Bájame una estrella, de Miriam García, lo leí muy joven y me inspiró muchísimo.
Fátima Gil Uceda: Es difícil elegir un solo libro de montaña, por eso te diré dos que comparten las estrellas: Estrellas y borrascas, de Gastón Rebuffat y, como no podía ser de otra forma, Bájame una estrella, de Miriam García Pascual. Hablan con diferentes formas, épocas y estilos de la libertad como estilo de vida. Y me quedo con la frase de Miriam: «Nací pájaro y miro con envidia a la gente que es feliz en tierra, como el rebeco mira con nostalgia el vuelo de las águilas».
Josune Bereziartu: Un libro que destacaria de montaña es Séptimo grado, de Reinhold Messner. Poniéndolo en su contexto, en la época en la que se escribió, destilaba el germen de la escalada deportiva, que yo ya practicaba cuando lo leí.
César Pérez de Tudela: Me está interesando mucho el libro Kurtyka. El arte de la libertad por su dimensión humanista. También me gusta mi libro ¿Era necesario morir?
Eduardo Martínez de Pisón: Viajes al Monte Perdido, de Ramond de Carbonnières. Es el inicio del pirineísmo, montañero y escrito, con audacia, con sensibilidad y con cultura. En esos viajes arranca una corriente que buscó en nuestras montañas una forma distinta de estar en ellas, de admirarlas, recorrerlas y alcanzar sus cumbres.
Alex Huber: Zeit zum Atmen, de Reinhard Karl.
Juanjo San Sebastián: Los conquistadores de lo inútil fue para mí un libro de referencia. Lo leí a finales de los 70 y recuerdo pocas cosas de él, pero sí recuerdo que fue como una luz de esperanza frente al concepto estrecho y gris de la sociedad española de entonces, que consideraba la escalada y la montaña de dificultad como un despropósito inútil, como algo absurdo y estúpido que no podía llevar a sus practicantes a otro sitio que al hospital o a la muerte, y un mal ejemplo para los jóvenes. El tono fresco y bienhumorado de Terray, relatando buena parte de sus mejores actividades en el libro, supuso para mí algo así como eso: una luz de esperanza en que la vida podía ser algo emocionante y divertido, digno de ese nombre, y también fue como comenzar a intuir que las montañas no eran un lugar donde uno gasta sus energías, sino todo lo contrario: un lugar donde uno carga las energías que luego debe utilizar en la vida cotidiana.
Pati Blasco: Bájame una estrella, de Miriam García Pascual. Porque fue el primer libro de montaña que leí con pasión y me conectó, como dice la autora, con ese precio de ser pájaro que es la escalvitud del viento. Con la hermosura de las palabras y las cimas. Y la riqueza de los viajes.
Edu Sallent: Tocando el vacío fue el primer libro de literatura de montaña que huyó de la épica y de los alpinistas-superhombres-inalcanzables. Fue el primero que me hizo sentir sus propias emociones, sentí que le daba la mano y vivía intensamente la aventura a su lado. Me hizo reir y llorar profundamente.
Gerard Rull: «Me enriqueció ver que el mejor escalador de la historia también tenía épocas de bajón»
Juan Carlos Guichot “Papila” Historias de escalada, de Jim Bridwell.
Gerard Rull: Para mí, Una vida en la vertical, la biografía de Wolfgang Güllich. Me gustó mucho, es la biblia de la escalada. Creo que es un libro que todo escalador tendría que leer. A mí personalmente me enriqueció ver que el mejor escalador de la historia también tenía épocas de bajón y que cuando volvía tenía más ganas que nunca. Cómo encaraba los proyectos y su visión pionera de llevar la extrema dificultad a la pared.
Jorge Díaz Rullo. El juego de escalar, de Dani Andrada.
Jorge Palacios “Palas”: Montañas de una vida, de Walter Bonatti.
David Palmada “Pelut”: No tengo libros favoritos pero de los que me han marcado es Historias de escalada, de Jim Bridwell. Me gusta por la manera de vivir, de sentir y de ser de Jim Bridwell.
Javier Sáenz Martínez «Cholo»: la biografía de Voytek Kurtyka, El arte de la libertad, la esperaba hace mucho tiempo. Es personaje que más me inspira con sus frases.
Luis Alfoso Félix: Revelatios, de Jerry Moffat
Carlos Logroño “Citro”: Tocando el vacío me impactó bastante, lo leí durante una estancia en los Andes.
Nacho Mulero: El juego de escalar, de Dani Andrada. También El 9º grado y Pedriza. Historia de 32 sendas de la vertical.
Oriol Duixans. Montañas de una vida, de Walter Bonatti.
Julio Cernuda: Uno de los libros que más me ha gustado es Bajo los cielos de Asia, la obra autobiográfica de Iñaki Ochoa de Olza, en la que relata su forma tan auténtica y apasionada de vivir la montaña.
Quim Farrero: «Me gusta mucho el retrato que hace de una sociedad que vive en la montaña»
Emilio Valdés: Historias de escalada, de Jim Bridwell. Me gusta porque es divertido y refleja una forma de escalar y ver la vida que me atrae mucho. No tiene fotos espectaculares, solo texto de aventuras trepidantes.
José María Azpiazu: Ahora mismo Escaladores de la libertad. El extraordinario movimiento alpinístico polaco que encontró en las montañas del Himalaya la libertad que les negó aquel régimen político, cruel y desafiante. Fue el nido que vio nacer a alpinistas irrepetibles que, rompiendo barreras, marcaron el comienzo de un nuevo tiempo. Extraordinario libro que plasma con rigor y agilidad la fuerza de un movimiento que jamás se rindió ante la adversidad política y la dificultad de las montañas.
Ramón Hernando de Larramendi: Everest sin oxígeno, de Reinhold Messner y Peter Habeler. Lo leí a los 14 años cuando me empezaba a interesar la montaña y junto con Séptimo grado, de Messner, me marcó.. Nunca después me impresioné tanto un libro de montaña, el cuándo es importante.
Juan Manuel Maestre: Estrellas y borrascas, de Gastón Rebuffat. Por mi propio sentir y por las muchas opiniones de otros compañeros, este clásico, por su fácil lectura, nos arrastró hacia un cúmulo de sensaciones y deseos que configuraron el resurgir del alpinismo en España a mediados del pasado siglo. Supongo que a las generaciones actuales no les dirá nada, pero en aquel tiempo el alpinista de los jerséis bonitos tuvo parte de culpa en la evolución de este deporte en nuestro país. Para mí sigue siendo una referencia válida sobre los valores del alpinismo que no debemos perder.
Quim Farrero: La lista es larga, pero si tengo que decir uno, probablemente sería El primero de la cuerda, de Roger Frison-Roche. Es una novela que leo de tiempo en tiempo. Me gusta mucho el retrato que hace de una sociedad que vive en la montaña y, sobre todo, de la montaña, en una época en que todo está por descubrir y quedan muchos mitos y tabúes por romper.
Jordi Coroinas: «Son autobiografías de pasión por las montañas contadas por los propios protagonistas»
Juanjo Cano: Sin duda el libro de montaña que más me marcó fue Cita con la cumbre, de Juanjo San Sebastián. La historia de amistad y amor por la montaña simboliza la verdadera magia del alpinismo.
Alberto Bosch. Los hay mucho mejores, pero mi favorito es Mal de altura, de Jon Krakauer, porque fue el que me hizo ver «la otra» versión del himalayismo moderno, más comercial, menos romántico, más plural (para lo bueno y para lo malo). Me hizo reflexionar mucho sobre lo que quería y no quería sobre mi vida en la montaña.
Fernando Garrido: Mi mundo vertical, de mi admirado Jerzy Kukuczka.
Jokin Azketa Furtado: El primero es, sin duda, Tocando el vacío, de Simpson, porque va mucho más allá de lo sucedido durante una ascensión al Siula Grande para adentrarse en terrenos comprometidos en los que aparecen el valor de la amistad, la propia supervivencia y el lugar en el que se cruzan algunos límites buscando la propia salvación. El otro es Kamet conquered, de Frank Smythe. Un libro que es testimonio de su tiempo y en el que aparecen no solo las peripecias de la primera ascensión a esta montaña del Garwhal, sino la pasión del autor por las flores y el paisaje.
Oriol Cardona: Uno que me ha gustado es Montañas de una vida, de Walter Bonatti. Es muy bueno. Básicamente, explica las escaladas más míticas que ha hecho al largo de su vida. Explica todas sus aventuras en sus ascensos… por ejemplo en el K2, cómo se la jugaban en la época. Es un clásico del alpinismo.
Pablo Villa: Estrellas y borrascas, Gastón Rebuffat. Rememora la conquista de las grandes caras norte de los Alpes. Fue un libro que me motivó a pasar tiempo en la montaña y despertó en mí el espíritu aventurero.
Gregorio Ariz: Si tengo que citar uno elijo Las cumbres del alma, de Ramón Olasagasti. Este libro habla de alpinistas fallecidos en accidentes de montaña. El autor, sin embargo, no trata sus biografías desde el lado trágico de sus finales, sino que se fija en el lado positivo y en la búsqueda de esos valores que encontraban en la montaña. Todos ellos fueron allí para encontrar “vida».
Jordi Corominas: Internacional, Entre cero y ocho mil metros, de Kurt Diemberger. Nacional, Cuando la luna cambie, de Juanjo San Sebastián. Son autobiografías de pasión por las montañas contadas por los propios protagonistas